No sé cuánto hace que Lucas se operó. Un año y poco, supongo, pero a mí se me ha hecho como si hubiesen sido cuatro años.
Todavía recuerdo cuando una noche Lucas y yo nos sentamos en la mesa de la cocina en casa de mi padre. Me dijo que esto era lo peor y que nunca acabaría. Lloraba sin parar y yo ya no sabía qué hacer.
Aún recuerdo todo el proceso de Lucas, aún le recuerdo saliendo de quirófano y a mí llorando, ni yo misma sabía si era de alegría por verlo o de tristeza por la cara de dolor que tenía aun dormido, pero yo lloraba y sonreía a la vez.
Es verdad que todo este proceso ha costado, ha cansado y ha sido del todo agotador para Lucas, pero, a pesar de todo, vale la pena ver cómo ahora llega mejor a todos los sitios altos y que, al fin y al cabo, todo va genial ahora.
Ahora mismo estamos pensando en la operación de brazos, que sera dentro de poco.
Y tengo que terminar esto diciendo gracias a todo el mundo. A mi padre porque, aunque Lucas se quejara, le quitaba las muletas para que caminase mejor y más rápidamente; a mi madre, que siempre ha apoyado y ayudado, siempre; a mi abuela por consolar a mi madre y por ayudar siempre que podía y más; a todos mis tíos por llamar siempre para ver qué tal iba todo y venir de visita; a todos los amigos, tanto de Lucas como los de mis padres y los míos por ayudar siempre a divertirnos, aunque fuese todo un poco duro; al simpático señor de la cava baja porque siempre que pasábamos por ahí nos saludaba y le daba todos los ánimos del mundo a Lucas, aunque solo le hubiese visto pasar en bicicleta tiempo atrás; gracias a todos los que han estado en general.
Hay que aguantar la lluvia para que salga el arcoiris.
Mar.
Todavía recuerdo cuando una noche Lucas y yo nos sentamos en la mesa de la cocina en casa de mi padre. Me dijo que esto era lo peor y que nunca acabaría. Lloraba sin parar y yo ya no sabía qué hacer.
Aún recuerdo todo el proceso de Lucas, aún le recuerdo saliendo de quirófano y a mí llorando, ni yo misma sabía si era de alegría por verlo o de tristeza por la cara de dolor que tenía aun dormido, pero yo lloraba y sonreía a la vez.
Es verdad que todo este proceso ha costado, ha cansado y ha sido del todo agotador para Lucas, pero, a pesar de todo, vale la pena ver cómo ahora llega mejor a todos los sitios altos y que, al fin y al cabo, todo va genial ahora.
Ahora mismo estamos pensando en la operación de brazos, que sera dentro de poco.
Y tengo que terminar esto diciendo gracias a todo el mundo. A mi padre porque, aunque Lucas se quejara, le quitaba las muletas para que caminase mejor y más rápidamente; a mi madre, que siempre ha apoyado y ayudado, siempre; a mi abuela por consolar a mi madre y por ayudar siempre que podía y más; a todos mis tíos por llamar siempre para ver qué tal iba todo y venir de visita; a todos los amigos, tanto de Lucas como los de mis padres y los míos por ayudar siempre a divertirnos, aunque fuese todo un poco duro; al simpático señor de la cava baja porque siempre que pasábamos por ahí nos saludaba y le daba todos los ánimos del mundo a Lucas, aunque solo le hubiese visto pasar en bicicleta tiempo atrás; gracias a todos los que han estado en general.
Hay que aguantar la lluvia para que salga el arcoiris.
Mar.